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Las opciones del presidente ucraniano se reducen al enfrentarse a una propuesta de 28 puntos elaborada por enviados estadounidenses y rusos.
24/11/2025
Kameron Drake
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ya sometido a un crisol de presiones por un escándalo de corrupción y reveses en el campo de batalla, ahora se enfrenta a uno de los dilemas más profundos de su presidencia en un nuevo plan de paz de Estados Unidos.
La propuesta de 28 puntos favorece a Rusia en aspectos fundamentales, como exigir a Ucrania que ceda territorio y limite el tamaño de su ejército de posguerra, al tiempo que ofrece incentivos financieros y geopolíticos a Moscú. Ucrania ya ha rechazado muchas de las condiciones, pero el margen de maniobra de Kiev se está reduciendo a medida que el gobierno de Donald Trump presiona para obtener una respuesta antes de la próxima semana.
Zelenski se refirió al endurecimiento de las condiciones en un discurso a la nación el viernes. Planteó la propuesta estadounidense como un dilema entre perder a Estados Unidos como aliado o acceder a las exigencias rusas. Pareció sugerir que Estados Unidos había amenazado con retirar la ayuda que aún proporcionaba, que se limitaba sobre todo a compartir información de inteligencia.
“Ahora es uno de los momentos más difíciles de nuestra historia. Ahora Ucrania podría enfrentarse a una elección muy difícil: o la pérdida de dignidad o el riesgo de perder a un socio clave”. Zelenski
Ucrania tendría que aceptar concesiones, dijo, o enfrentarse a “un invierno extremadamente difícil, el más difícil, y a nuevos riesgos”.
Zelenski dijo de Estados Unidos: “Esperarán una respuesta de nosotros”. Dijo que se atendría a la Constitución ucraniana y que “ofrecería alternativas”, y que no debía considerarse que Ucrania rehuía la diplomacia para poner fin a la guerra.
El dirigente ucraniano respondió a la creciente presión recurriendo, como ha hecho anteriormente, a los aliados europeos. Celebró una conferencia telefónica con el presidente francés Emmanuel Macron, el canciller alemán Friedrich Merz y el primer ministro británico Keir Starmer. En una declaración, Zelenski dijo que Ucrania coordinaría sus próximos movimientos con los líderes europeos.
La eficacia con la que Zelenski pueda negociar con el gobierno de Trump dependerá en gran medida del apoyo europeo continuado que pueda reunir.
Su acercamiento repite la estrategia que lo mantuvo en la partida con las tácticas negociadoras del gobierno de Trump en momentos de tensión previos. Cuando se les ha requerido, los aliados de Ucrania en Europa, alarmados por las posibles amenazas para la seguridad de sus países de una victoria rusa en la guerra, han proporcionado apoyo.
Los líderes europeos acogieron a Zelenski después de que el presidente Trump arremetiera contra él en una reunión en el Despacho Oval en febrero. Negociaron la compra de armas estadounidenses para Ucrania después de que el gobierno de Trump cerrara el grifo de la ayuda militar. Y los dirigentes europeos volaron a Washington para apoyar a Zelenski tras una cumbre celebrada en agosto entre Trump y el presidente ruso Vladimir Putin, otro momento que hizo temer que el gobierno de Trump y el Kremlin estuvieran tratando de imponer condiciones desfavorables a Kiev.
El documento de 28 puntos que ahora impulsa la Casa Blanca fue negociado entre Steve Witkoff, enviado de Trump para misiones de paz, y un funcionario ruso, Kirill Dmitriev. En una entrevista radiofónica el viernes, Trump dijo que quería una respuesta de Zelenski para el jueves, pero que el plazo podría ampliarse “si las cosas funcionan bien”.
Ucrania y Europa han dicho que no han participado en la propuesta, y los ministros de asuntos exteriores europeos expresaron su indignación por el plan, diciendo que debilitaría la seguridad de Ucrania a largo plazo.
Según un borrador publicado en internet por el legislador ucraniano Yaroslav Zhelezniak, la propuesta obligaría a Ucrania a cambiar su Constitución para prohibir cualquier intento de ingresar en la OTAN. Obligaría a Kiev a reconocer el control ruso de las regiones orientales de Donetsk y Lugansk, partes de las cuales aún controla Ucrania. Y limitaría el tamaño del ejército ucraniano a 600.000 efectivos, frente a los más de 800.000 estimados actualmente.
La propuesta también prohibiría la presencia de soldados de la OTAN en Ucrania, lo que desbarataría un plan europeo para ayudar a garantizar la seguridad del país tras la guerra.
Si Ucrania acepta poner fin a la guerra, según la propuesta, recibiría activos rusos congelados para ayudar a pagar su reconstrucción. Kiev también recibiría lo que el plan denomina garantías de seguridad fiables, que prometen una respuesta militar si Rusia invadiera de nuevo, pero ofrecen pocos detalles.
Si Moscú volviera a invadir, dice la propuesta, se restablecerían las sanciones y Moscú perdería los beneficios incluidos en el acuerdo. Esos incentivos incluyen importantes objetivos rusos como la readmisión en el Grupo de los 8, la reintegración en la economía mundial y oportunidades de inversión conjunta con Estados Unidos.
La propuesta llega en un momento en que el gobierno de Zelenski se ha visto debilitado por un amplio escándalo de corrupción que implica a ministros y colaboradores del presidente. Se les acusa de recibir millones de dólares en sobornos de la empresa estatal de energía nuclear.
Al mismo tiempo, Ucrania está sometida a una creciente presión en el campo de batalla. Su ejército carece de soldados, lo que deja huecos en la línea del frente que Rusia ha aprovechado para realizar pequeños avances. Y Kiev se enfrenta a una presión financiera cada vez mayor, con un plan europeo para financiar el presupuesto del próximo año mediante préstamos vinculados a los fondos rusos congelados, ahora en entredicho.
En Ucrania, el apoyo a un acuerdo de paz crece, tras años en los que la mayoría de los ucranianos estaban enfurecidos ante la invasión rusa y se oponían a cualquier concesión. El apoyo a un acuerdo negociado ha pasado del 10 por ciento en 2022, el primer año de la guerra, al 74 por ciento en la actualidad, según una encuesta del Instituto Internacional de Sociología de Kiev.
En Rusia, Putin confirmó haber recibido el plan de 28 puntos, y lo calificó de posible base para un acuerdo de paz definitivo, pero dijo que no lo había discutido en detalle. Advirtió que Rusia estaba dispuesta a seguir tomando ciudades ucranianas por la fuerza, “quizá no tan rápidamente como preferiríamos, pero inevitablemente”. Como alternativa, dijo, Rusia estaba dispuesta a entablar negociaciones de paz.
En declaraciones a los periodistas, Dmitri S. Peskov, portavoz de Putin, dijo que “el margen de maniobra de Zelenski en lo que respecta a la toma de decisiones se reduce a medida que se pierden territorios durante las acciones ofensivas” del ejército ruso.
“Continuar no tiene sentido y es peligroso para ellos”, añadió Peskov, en referencia a los dirigentes ucranianos.
El jueves, Putin aprovechó la oportunidad para subrayar que Rusia progresaba en el campo de batalla, poniéndose el uniforme de faena en un puesto de mando. El viernes, en una reunión del Consejo de Seguridad en el Kremlin, Putin afirmó que Rusia estaba dispuesta a discutir el plan respaldado por Estados Unidos o a continuar la lucha.
Los comentaristas ucranianos sugirieron que ahora Rusia presionaba con la propuesta de acuerdo para aprovechar la vulnerabilidad de Zelenski por las acusaciones de corrupción y para retrasar cualquier decisión europea sobre los activos rusos congelados.
Las conversaciones que condujeron al plan de 28 puntos tienen lugar fuera de los canales tradicionales tanto para los estadounidenses como para los rusos. Los lazos diplomáticos se tensaron el mes pasado, cuando Estados Unidos canceló una cumbre propuesta en Hungría entre Trump y Putin, al ver pocos indicios de que Rusia estuviera dispuesta a llegar a un compromiso.
Mientras tanto, Witkoff, el promotor inmobiliario convertido en el principal negociador de Trump, trabajó en los 28 puntos con Dimitriev, un viejo aliado de Putin y jefe del fondo soberano de Rusia.
En un principio, el papel de Dimitriev en las conversaciones sobre Ucrania se había limitado a negociar posibles acuerdos empresariales y económicos entre Estados Unidos y Rusia. Ahora Dmitriev parece estar en el centro de las negociaciones de paz.
Los términos de la propuesta de acuerdo exigen muchos pasos que escapan al control de Ucrania.
El acuerdo prevé detener la expansión de la OTAN, poniendo fin a una larga política de puertas abiertas en la alianza, así como la aceptación de Rusia en el G8, un club de democracias ricas, del que fue expulsada tras anexionarse la península ucraniana de Crimea en 2014.
El acuerdo exigiría que 100.000 millones de dólares de activos rusos congelados se destinaran a la reconstrucción de Ucrania dirigida por Estados Unidos, y que la mitad de las ganancias se entregaran a los estadounidenses. Se reservaría un fondo separado para empresas conjuntas ruso-estadounidenses.
Ucrania se retiraría del territorio que controla en la región de Donetsk, incluidas las ciudades fortaleza de Sloviansk y Kramatorsk, y el área se convertiría en una zona desmilitarizada.
La propuesta también exigiría amnistías para los crímenes cometidos durante la guerra. Ucrania ha abierto miles de investigaciones por crímenes de guerra, entre ellos asesinatos en masa y torturas bien documentadas en las zonas ocupadas.
Mientras Zelenski se preparaba para negociar los términos del plan, no estaba claro si Rusia estaba dispuesta a hacer lo mismo.
“Si se trata como un marco para una negociación, en el que el resultado de estas cuestiones no está predeterminado, entonces podría hacernos avanzar en alguna dirección”, dijo Samuel Charap, politólogo y especialista en Rusia de la Corporación RAND.

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Las opciones del presidente ucraniano se reducen al enfrentarse a una propuesta de 28 puntos elaborada por enviados estadounidenses y rusos.


La medida ha afectado a dos escritoras famosas de Nueva Zelanda.